Arquitectos Asociados: Iglesis Arquitectos
Ubicación: Iquique, Chile
Superficie: 10.000 m2
Mandante: Gobierno de Chile, MOP
Status: 3er lugar
Año: 2015
Un edificio es la imagen de la institución que alberga. En su arquitectura se debe expresar el espíritu, valores y carácter del usuario y reflejar la identidad de la ciudad. Por ello, este edificio se plantea como un hito que debe ser reconocible para la comunidad, tanto por su significado como por aportar con su arquitectura al entorno urbano e inmediato.
Se trabajan los conceptos de solidez y fortaleza y a la vez de transparencia y claridad como motores de inspiración en el diseño. Para esto se propone una arquitectura contemporánea que busca el equilibrio entre lo patrimonial y lo nuevo en su expresión. Lo contemporáneo se relaciona con la conciencia en el tiempo actual, en la tecnología, la memoria y en la capacidad de adaptarse al lugar y al clima.
En el diseño se busca un edificio cuya volumetría, materialidad, colores, textura y lenguaje proyecten la imagen de una institución que se actualiza y es eficiente en sus procesos, y que también es capaz de acoger a toda la comunidad.
Como imagen, tomamos elementos de la memoria de Iquique y estudiamos los casos de la arquitectura patrimonial y la arquitectura industrial salitrera que se constituyen como parte de la identidad e imagen colectiva de la provincia. En el diseño de la propuesta lo reflejamos en la materialidad, patios, terrazas, vanos y estructura.
El edificio se proyecta como un volumen compuesto por dos piezas: el zócalo y la torre. Desde la calle el edificio se expresa sólido y protegido, firme y duradero. Sobre el zócalo, la torre emerge clara y transparente, abierta al paisaje y a la vez hacia el entorno paisajístico. Estos dos cuerpos principales están emplazados en una esquina próxima a la iglesia Franciscana: El zócalo se trabaja en dos niveles recogiendo la escala del barrio y configurando sus fachadas continuas y abriéndose controladamente en la esquina para producir el acceso. En la unión de la placa y la torre se trabaja un vacío horizontal que pone en valor el antiguo patio cubierto en altura de las casonas patrimoniales, que articula a la torre de oficinas, de fachadas claras y limpias, cuyos grandes vanos buscan las vistas a los sectores de mayor interés del territorio: El Cerro y el desierto, el Puerto y la Esmeralda Museo, el paseo Baquedano, y luego al poniente la playa de Cavancha, y la península con su emblemática edificación en altura que rompe el horizonte del mar.
El volumen total se secciona en dos piezas mayores que configuran la escala del barrio y el reconocen los hitos próximos como la iglesia Franciscana mediante un vano que enmarca los campanarios y dan cuenta de su altura. La terraza de transición, por otra parte, da cuenta de la escala de la fachada continua en el barrio y de configurar su estructura. También, la horadación en la torre da cuenta de los distintos hitos urbanos enmarcando sus vistas y configurando espacios de reuniones informales en el interior.